Trastornos del sueño en la mujer

Las mujeres somos más propensas a padecer trastornos del sueño que los hombres. ¿Sabías que tales diferencias se asocian a la acción de las hormonas sexuales? En efecto, nuestros patrones de sueño sufren cambios a lo largo del ciclo menstrual, embarazo y menopausia. El sueño en la mujer cambia a medida que transcurre el tiempo y los años, ya que se ve influenciado por factores externos, ambientales y hormonales. Estos Últimos, que se producen a lo largo de la vida de la mujer pueden afectarla en su ritmo sueño-vigilia y a las características del sueño nocturno. Siendo algunos síntomas más llamativos que otros en determinados momentos de la vida.

Generalmente cuando comenzamos a sufrir  trastornos del sueño , lo atribuimos a diferentes estados anímicos propios de la vida diaria, los vinculamos a causas emocionales , situaciones de estrés muy fuerte, por algunas relación personal, exceso de trabajo o problemas de dinero. Si a esto le agregamos los cambios en la estructura física (Obesidad, sobrepeso, edad ) y estos síntomas se hacen recurrentes, que  no nos permiten tener un sueño reparador para enfrentar el día a día, debemos buscar las causas , ya que no es NORMAL sentir fatiga crónica, dolores articulares, roncar o sentirse cansada siempre.  También existen factores físicos (artritis, alteraciones respiratorias o sofocos) que pueden alterar la calidad de sueño.

Influencia hormonal 

Las hormonas sexuales que intervienen en la regulación del sueño femenino y que, por tanto, lo hacen diferente al del hombre, incluyen:

Estrógenos. Aportan vitalidad física, psicológica y sexual; nos hacen ser dinámicas y optimistas. Asimismo, determinan la distribución de grasa en el cuerpo, promueven la pigmentación de los pezones y la región genital. Por otra parte, mantienen en buen estado la consistencia del esqueleto al impedir la fuga de calcio de los huesos durante la edad reproductiva e inducen la elevación del colesterol bueno, lo que disminuye riesgos de presentar infarto al miocardio (muerte de parte del tejido muscular del corazón).

El nivel adecuado de estas hormonas, en su forma de estradiol, aumenta el tiempo total del sueño e incrementa, sobre todo, la duración del sueño REM o MOR (Movimientos Oculares Rapidos) . Como bien sabemos, las mujeres que se encuentran en la menopausia (etapa en que finaliza la edad reproductiva) presentan drástica disminución en los niveles de estrógenos hasta desaparecer. Los síntomas de ello son insomnio y despertares nocturnos, alteraciones que disminuyen cuando se recurre a terapia de reemplazo hormonal.

Progesterona. Esta hormona afecta la parte glandular del seno, induciendo aumento en su tamaño, especialmente, en los días previos a la menstruación. Asimismo, estimula retención moderada de agua y sal por parte del riñón, lo que se traduce en discreto incremento del peso corporal y acumulación local de líquidos en senos, abdomen y extremidades inferiores; este efecto es más notorio durante el síndrome premenstrual. Por otra parte, gracias a su acción sobre cerebro y sistema nervioso central, puede influir sobre la temperatura del cuerpo, al tiempo que estimula los centros respiratorios para mejorar la ventilación (respiración) pulmonar.

Mediante numerosos estudios se ha demostrado que esta hormona tiene propiedades somníferas, anestésicas y ansiolíticas. Por tanto, al encontrarse disminuida altera la calidad del sueño.

Pre y Post Menopausia

En los años próximos a la menopausia comienzan a aumentar los trastornos del dormir. ¿A qué se debe?, al cambio gradual en el nivel de las hormonas sexuales, el cual impacta directamente en el descanso; en consecuencia, el sueño profundo disminuye y se manifiestan molestos despertares nocturnos.

Cabe destacar que hay algunos trastornos que son más frecuentes en la menopausia, tal es el caso de los desórdenes respiratorios como; esfuerzo respiratorio aumentado, resistencia a la vía aérea que dan lugar a las apneas (interrupción involuntaria de la respiración que despierta al afectado). Se ha observado que estas alteraciones son poco comunes en las mujeres jóvenes, ya que la progesterona defiende a la mujer de este padecimiento durante sus años fértiles.

Sintomatología

Diversos estudios han reportado incremento del insomnio durante la pre y pos menopausia, en donde los niveles de estrógenos y progesterona se reducen. Este decremento hormonal, en especial de los estrógenos, también se asocia a los bochornos, es decir, la repentina sensación de calor y sudoración que causa interrupciones del sueño. Lo anterior se traduce en fatiga y cansancio diurno, irritabilidad y, en algunos casos, depresión.

Dificultad para conciliar el sueño (insomnio psicofisiológico).

Despertar frecuentemente de noche (insomnio de continuidad). No hay problema para quedarse dormido, pero surge alguna dificultad física que interrumpe el descanso. “Una causa común es roncar, que no es sinónimo de dormir bien sino la manifestación de una alteración respiratoria que se presenta con apnea de sueño o interrupción total de la respiración; otra más es el síndrome de movimientos periódicos de extremidades, que se distingue porque ocasiona cierta sensación extraña que hace que las piernas se muevan involuntariamente”. Ambos pueden hacer que el afectado despierte varias veces en la noche, aunque no siempre lo recuerde.

Despertar muy temprano (insomnio tardío). Tampoco hay problema para quedarse dormido y no se presentan interrupciones, “pero a la persona se le va el sueño, por ejemplo, a las 3:00 de la madrugada, y no puede volver a descansar”. Estos casos incluso pueden relacionarse con depresión.

Es un hecho que las mujeres somos más sensibles a sufrir perturbaciones del sueño, pues como habrás notado, los cambios hormonales nos afectan en gran medida. Por tanto, es recomendable que en cuanto percibas que tu sueño no es reparador o experimentes despertares nocturnos, dificultad para conciliar el sueño y somnolencia diurna, acudas de inmediato a tu médico, quien podrá derivarte a un especialista.